Biografía

¿Quién soy?

Hola, soy RAU. Nací un 7 de marzo de 1992 en Valparaíso, y desde que tengo memoria, el arte ha sido mi lenguaje favorito. De niño me pasaba horas dibujando y escribiendo poesía, pero fue la música la que terminó robándose por completo mi corazón.
Mi papá era un amante de la música —aunque nunca tocó un instrumento— y fue él quien me contagió ese amor desde casa. A los 13 años recibí mi primera guitarra, un regalo de mi mamá junto a una de mis tías. La fuimos a comprar a Viña del Mar con mi hermano mayor, y recuerdo que ese día cambió mi vida. Mi mamá, al verme llegar con la guitarra, me dijo: “te doy dos días antes de que la dejes botada”. Casi 20 años después, todavía no la suelto.

Ese mismo día aprendí mi primer acorde: un Re mayor. Y con él, escribí mi primera canción. Desde entonces no paré. Escribir música se volvió una forma de llevar un diario íntimo, visceral y honesto. No llevo la cuenta exacta, pero creo haber escrito cerca de mil canciones, porque componer no es solo un pasatiempo para mí: es mi forma de respirar.

Mi carrera como cantautor comenzó de manera profesional en 2023. Hasta ahora he publicado algunos sencillos en los que he explorado diversos sonidos: desde el pop acústico, hasta el pop rock con guitarras eléctricas, pasando también por baladas con piano y violín. Durante un tiempo mi estilo fue un viaje en búsqueda de identidad. Pero en mi primer álbum, Sálvame, siento que finalmente encontré mi voz.

Sálvame es un disco que nace desde lo más profundo de mí. La guitarra eléctrica —con tonos limpios y un sabor bluesero— toma protagonismo en canciones de corte retro, pop, y balada. Hablo de amor, de cosas cotidianas, y también de temas muy personales. La canción principal del álbum es una metáfora sobre Jesucristo caminando sobre las aguas para rescatarme. No lo nombro directamente, porque no quiero sonar literal ni forzado, pero mi fe está en cada nota. Es un disco sincero, no solo espiritual, sino humano. La portada lo dice todo: una imagen tipo óleo que muestra la superficie del agua, vista desde lo profundo. Desde abajo, esperando ser salvado.

Soy cristiano, y Dios ha sido una parte vital de mi vida. Me bauticé como católico, fui acólito, y más tarde recorrí distintas iglesias hasta encontrar mi hogar espiritual en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Allí sirvo con lo que tengo: la música. Toco el piano, dirijo coros, y hago lo que puedo para edificar a los demás a través del arte.

Además de cantautor, soy violinista profesional. Me verás tocando en eventos, pero también en las calles, en trenes, ferias y micros. Muchos me conocen como “el chico del violín”, y es que decidí vivir de la música y no hay lugar donde no me atreva a tocar. También soy profesor de canto y director de coros. Doy clases, comparto lo que sé y aprendo cada día con quienes me rodean.

Mi sueño es que mi música llegue a todo el mundo. Que levante, que acompañe, que inspire. Que conecte a las personas con algo más grande, o al menos con un lado más amable y esperanzador de la vida.

Uno de mis grandes anhelos desde niño ha sido llegar al Festival de Viña. Y si algún día tengo la dicha de recibir esa gaviota, lo primero que quiero hacer es mirar al público y decir: “¡Mamá, lo logré!”.

Mi papá falleció hace poco. Su partida me marcó profundamente y reforzó mi visión espiritual de la vida. Por eso este álbum es tan importante para mí. Sálvame no solo es un disco: es un testimonio, un suspiro, una oración.

Gracias por estar aquí y ser parte de este camino.